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De Peña ajena

  • Por Marco Castilla
  • 1 sept 2016
  • 2 Min. de lectura

El martes 30 de agosto, sorpresivamente se anunció que el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, visitaría México, con el fin de tener un encuentro con "nuestro" presidente, Enrique Peña Nieto. Bastante absurdo que el anuncio fuese precisamente un día antes de la llegada del Norteamericano a nuestras tierras; mientas el pueblo se encontraba llorándole al último ídolo de México, Trump se preparaba para visitar el país del que tanto ha despotricado.

"Mas si osare un extraño enemigo profanar con su planta tu suelo, piensa ¡oh Patria querida! que el cielo un soldado en cada hijo te dio."

Bajo ese contexto podemos entender que el ejecutivo, no solo desconoce las capitales de nuestro país, también el Himno Nacional, pues Trump, en su momento se declaraba enemigo de México, entre otras frases de desprestigio para sus habitantes. Podría justificar la invitación del sujeto en cuestión, pues sería parte del protocólo, pero estoy seguro que ser un lame botas, señor Peña, eso no entra en la "diplomacia".

En esta visita exprés, se tocaron temas como, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), la modernización que éste necesita, la seguridad entre ambos países y lo que considero un escupitajo en la cara, el dichoso muro fronterizo, que el republicano insiste en construir y que sea México quien tenga que financiarlo.

¿Qué hizo nuestro presidente?, palabrerías, no pidió una explicación de la sarta de estupideces y descalificativos que hace unos meses arrojo el susodicho, no se habló de modificar la política migratoria, no apeló en contra de la construcción del muro, ¡Vamos! no hizo nada. Simplemente se paro con su acostumbrada cara de cenutrio, pues obviamente no entendía ni una sola palabra del discurso de Donald, contestando de manera mecánica con lo que traía preparado horas antes y se dejó sobajar y al país entero. Era el momento adecuado para que limpiara un poco su imagen, salir de manera estoica y defender al pueblo a capa y espada, pero el señor acabo con la poca dignidad que le podía quedar.

Una pésima jugada por parte del mandatario mexicano, pero es aún peor por parte del señor Donald Trump, pues nos deja claro que es el mejor jefe de campaña de la demócrata Hillary Clinton, pues con la visita de hoy, se confirma que le importa el voto latino. “Tengo gran afecto por México, compartimos intereses comunes, pero quiero que la gente de Estados Unidos esté protegida”, un comentario con el cual, Trump se pone la soga al cuello, pues es un: 'me caes bien pero de lejitos'.

Ahora solo queda aguardar la visita de la señora Clinton, porque de nuestro presidente, solo se espera su renuncia.

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